La oposición venezolana, obligada a un gran viraje
Micro Análisis / Jesús Seguías
1. Al igual que el gobierno de Maduro, la oposición está obligada a sentarse a negociar… y urgente también.
2. Ciertamente, la oposición cuenta hoy con una gran fortaleza: el determinante apoyo de buena parte de la comunidad internacional, especialmente los Estados Unidos. Ese es su poder real. Lo demás cuenta muy poco. Sin el apoyo decidido de los Estados Unidos, por ejemplo, la oposición venezolana quedará a merced del gobierno de Maduro.
3. Las fortalezas que existen de la oposición (que opera dentro de Venezuela, vale acotar) han sido parcialmente diluidas por la represión gubernamental, por el control social ejercido por el gobierno, y otros errores estratégicos de la misma dirigencia opositora.
4. El hilo estratégico de “Cese a la Usurpación, Gobierno de Transición y Elecciones Libres” se ha convertido en una camisa de fuerza que impide que se fluya en la dirección correcta.
5. Exigir la renuncia de Maduro o su expulsión por la fuerza de las armas (Cese a la Usurpación), expuesta como condición sine quanon para sentarse a negociar, hace suponer que Juan Guaidó cuenta con el poder militar para lograr el objetivo. De hecho reveló que él sí está al frente de una conspiración.
6. Dos fechas emblemáticas han demostrado que la Oposición que dirige Guaidó aun no cuenta con apoyo militar interno: el 23 de Febrero y el 30 de Abril. En ambas fechas se crearon expectativas equivocadas, lo cual dejó un mal sabor en la comunidad internacional y en los mismos venezolanos.
7. Los pocos militares y los dirigentes opositores que se rebelaron el 30 de Abril fueron dejados solos. La mayoría de quienes días antes pedían guerra por las redes sociales se silenciaron y escondieron. Ese día se supo la verdad acerca del coraje guerrerista de muchos venezolanos.
8. El 30-A también quedó demostrado que los liderazgos mesiánicos no funcionan en la Venezuela de hoy. La inmensa mayoría no anda buscando a líderes predestinados y obsesionados por un cargo. Lo que buscan es a alguien que resuelva lo
más rápido posible, que entregue resultados tangibles en la lucha por un cambio. Ya no estamos para ejercicios vanidosos. Es mucho lo que está en juego en Venezuela en este momento.
9. Luego de la aventura del 30-A, el 1 de Mayo “la marcha más grande de la historia” no fue tal. Juan Guaidó por segunda vez, dio (o fue empujado) a dar puntadas sin dedal.
10. Por tanto, descartado el poder militar rebelde interno en Venezuela, el único recurso armado que queda por apelar es el de la comunidad internacional, especialmente USA.
11. Pero Donald Trump se percató (por fin) que “Maduro es un jugador duro”. O sea, es un elefante y no una perdiz que se espanta ante la sola presencia del rudo cazador. Habrá que sacarlo por la fuerza o negociar con él.
12. Estados Unidos no tiene planteado enviar tropas a Venezuela. Eso ha quedado claramente definido. A lo sumo podría apelar a ataques quirúrgicos, muy puntuales (operaciones comando, ataques misilísticos, etc.), sin sacrificar a sus hombres. Pero Trump es Trump. Nadie sabe…
13. Lo que sí está verificado es que Estados Unidos esta revisando sus estrategias ante Venezuela. La reunión entre Carlos Vechio, representante de Juan Guaidó ante los Estados Unidos, y el jefe del Comando Sur programada para el 20 de Mayo fue suspendida a última hora. Su connotación belicista no ayudaba a la nueva estrategia de la Casa Blanca.
14. Trump ha formulado reclamos a su entorno de halcones. Ahora están apostando duro por las negociaciones. Rubio ha dicho que “Guaidó merece el crédito por explorar nuevas posibilidades para encontrar una transición pacífica a la democracia en Venezuela”.
15. O sea, Guaidó debe sentarse a negociar con el gobierno. Es la estrategia de toda, absolutamente toda la comunidad internacional, incluyendo los Estados Unidos. Obvio, debe negociar intentando mejorar los alcances y logros que ya se habían obtenido en República Dominicana. Si eso es posible, por las razones descritas, no habrá mejor momento que el que prevalece hoy día para lograrlo .
16. Si Juan Guaidó (quien aun conserva un indiscutible liderazgo entre los opositores venezolanos) no calibra bien el terreno que está pisando, puede llevar al país a una tragedia mayor. Razón más que obligante para ejercer un liderazgo unitario e incluyente.
17. De fracasar nuevamente las estrategias y acciones opositoras en los próximos días, significaría una brutal desesperanza y un éxodo de proporciones gigantescas que impactará negativamente en toda la región.
18. Durante 20 años, la oposición no ha sabido administrar correctamente sus victorias. Tras cada victoria suceden lecturas equivocadas, donde la arrogancia y los proyectos individuales brotan con enorme furia dejando espacio libre para el fortalecimiento o retorno del adversario.
19. Guaidó tiene la obligación política de actuar diferente: cero jugadas personales, cero posiciones adelantadas ante sus aliados, cero lineamientos de dirigentes predestinados, obsesivos o enloquecidos por ser presidente de la república, cero concesiones a las acciones aventureras e irresponsables. De fallarse, sus errores los pagaremos 30 millones de venezolanos.
20. Tener el apoyo irrestricto de buena parte de la comunidad internacional es quizás la mayor de las victorias obtenidas por la oposición en 20 años. Todas las demás victorias fueron pulverizadas por un chavismo arrogante y autoritario, ayudado además por errores de lectura opositora.
21. Ese apoyo internacional (la única fortaleza real con que se cuenta en este momento) no puede dilapidarse en aventuras irresponsables como las del 23-F y la del 30-A, para no mencionar a las aventuras de La Salida (2014) y del “Maduro vete ya” (2016 y 2017).
22. No está demás recordar que todas las naciones tienen asuntos importantes que atender, y los venezolanos no somos el ombligo del mundo.
23. La fortaleza internacional que hoy se tiene sólo debe servir para sentarse a negociar urgentemente salidas ganar-ganar con el gobierno. Jamás debe servir para fanfarronear de otros poderes casi inexistentes, exigiendo la rendición de un adversario que sabe “jugar duro”, por más debilitado que esté en el apoyo popular (total eso jamás ha sido importante para los gobernantes marxistas leninistas).
24. El juego de roles de los actores debe quedar, por tanto, muy definido. “A Dios rogando y con el mazo dando”.
25. Mientras la comunidad internacional presiona con determinación al gobierno de Maduro para que se siente a negociar con seriedad, teniendo como garantes de los acuerdos a las 4 grandes potencias mundiales (China, Rusia, Comunidad Europea y Estados Unidos), dentro de Venezuela deben existir actores coordinados tendiendo los puentes con el gobierno.
26. Ninguno de los actores deben renunciar a sus poderes de coacción. El que lo haga estará declarando su capitulación.
27. Por tanto, el rol de Juan Guaidó y el resto de la oposición consiste en construir los puentes, sin complejos, sin temores, apelando a las más profundas convicciones políticas y democráticas.
28. Dinamitar los puentes (30-A, por ejemplo) no va a ayudar al objetivo. Por el contrario, lo retrasa y genera más bajas. Insistimos: el rol del “duro” de la película no corresponde a los venezolanos que viven en Venezuela sino a la comunidad internacional.
29. Ya van más de 200 muertos en los últimos 5 años, miles de heridos, cientos de encarcelados o asilados, mas de 5 millones de venezolanos en diáspora, muchos partidos y dirigentes inhabilitados. Seguir estimulando más bajas es un gravísimo error.
30. Construir puentes no significa renunciar a las legítimas y pacíficas protestas populares. Jamás debe renunciarse a ese derecho. Sólo se trata de valorar correctamente la única esperanza que nos queda a los venezolanos para poner punto final a esta espantosa tragedia y comenzar a reconstruir aceleradamente a la nación.
@JesusSeguias
21 de Mayo 2019